Los crecientes problemas medioambientales, sociales y económicos nos desafían a reducir los desechos y la contaminación, evitar los artículos de plástico y ser ecológicos. Los investigadores se refieren a ello como "estilo de vida sostenible", que significa "vivir bien dentro del límite de la Tierra". Las prácticas abarcan una amplia gama de actividades, incluyendo la conservación de la energía y el agua, el reciclaje de residuos, el consumo "verde", los viajes y el turismo. Luchamos por ser consumidores sostenibles, pero ¿somos también inversores sostenibles?
Los fondos sostenibles siguen atrayendo más y más dinero. Los activos de los fondos sostenibles alcanzaron un récord de 1.258.000 millones de dólares a finales de septiembre de 2020. Europa superó la marca de 1 billón de dólares. Hortense Bioy, Directora de Investigación de Sostenibilidad de Morningstar EMEA, comenta sobre ello: "Los fuertes flujos de entrada hablan del creciente interés de los inversores en cuestiones de ESG, especialmente tras la crisis de COVID-19. Los trastornos causados por la pandemia han puesto de relieve la importancia de crear modelos empresariales sostenibles y resistentes basados en consideraciones de múltiples interesados. El rendimiento superior medio de los fondos sostenibles en el primer trimestre a nivel mundial también ha contribuido a aliviar las preocupaciones de algunos inversores sobre una posible compensación de rentabilidad en las estrategias sostenibles".