2001: un buen año para los bonos emergentes

En esta primera serie de artículos sobre los fondos de bonos emergentes explicamos en qué consiste esta clase particular de fondos de renta fija que a pesar de la crisis argentina ha vivido un excelente año 2001.

Fernando Luque 10/01/2002
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El año 2001 ha sido sin duda el año en que los fondos de renta fija le han ganado la partida a los fondos de renta variable. Pero sería un grave error considerar los fondos de renta fija como una categoría homogénea. Hay muchas clases de fondos de renta fija. Los hay que se distinguen por la duración de su cartera (fondos a corto, medio o largo plazo), por la divisa en la que invierten (fondos en dólares, en yenes,...) o por la calidad de sus emisores (fondos de renta fija pública, fondos de renta fija privada,...). Dentro de esta última clase de fondos, hay una subcategoría que lo ha hecho francamente bien durante el pasado año: los fondos en bonos emergentes.

Un buen año para los fondos de bonos emergentes

En principio uno podría pensar que dada la dramática situación que está viviendo Argentina (devaluación del peso, suspensión de pagos,...) estos fondos deben haber sufrido bastante durante el año pasado. Nada más lejos de la realidad. Muchos de estos fondos han alcanzado rentabilidades muy por encima del 10% aunque también es cierto que ha habido diferencias importantes entre unos y otros. Por ejemplo, mientras el ABN Amro Global Emerging Markets Bond Fund consiguió una ganancia del 18% (a la que hay que añadir otro 7% desde principios de este año), el Crédit Suisse Bond Fund Lux Emerging Markets B sufrió una pérdida de casi el 7% en el 2001 (aunque en este año está muy ligeramente en positivo).

No los confunda con los high yield

Los fondos de bonos emergentes no deben confundirse con los fondos de bonos de alto rendimiento o high yield. Los primeros invierten en deuda pública de países emergentes como México, Rusia, Brasil, Corea, Argentina,... mientras que los segundos invierten en renta fija privada emitida por empresas que necesitan capital para crecer. El punto común entre estas dos categorías de bonos es que los tipos que ofrecen suelen ser muy superiores a los de la deuda pública de países desarrollados.

El riesgo país

Evidentemente invertir en un fondo de bonos emergentes supone asumir mucho más riesgo que hacerlo en un fondo de renta fija de un país desarrollado ya que tanto el riesgo de tipos (una subida de tipos de interés a largo plazo provoca caídas de precio en los bonos) como el riesgo de divisa son mucho más elevados.

Si nos fijamos en la desviación típica a tres años de estos fondos (es decir cómo han variado las rentabilidades mensuales respecto a la media) vemos que esta alcanza el 13% para los fondos de bonos emergentes comparado con un 3% para los fondos de renta fija de la zona euro con lo que el inversor asume un mayor riesgo al invertir en este tipo de fondo.

Para medir el riesgo de las obligaciones de deuda pública emergente (es decir las posibilidades de impago de los cupones y/o del principal) se utiliza el concepto de “riesgo país”. El riesgo país mide el diferencial (o spread en inglés) entre los tipos de interés de determinados países emergentes frente al de los bonos del Tesoro norteamericano. Se expresa en puntos o puntos básicos. Por ejemplo, actualmente el riesgo país de Argentina se sitúa cerca de los 4.200 puntos. Esto significa que la diferencia entre los tipos de los bonos de la República Argentina y los del Tesoro norteamericano alcanza el 42%.

Por el contrario, el riesgo país de Brasil se sitúa actualmente en el entorno de los 830 puntos mientras que el de México ronda los 300 puntos. Es decir el riesgo de estos dos países es mucho más bajo que el de Argentina.

Para evaluar el riesgo país se tiene en cuenta variables macroeconómicas (crecimiento, tasa de inflación, nivel de déficit fiscal, tipos de cambio de las divisas,...) pero también factores políticos (como puede ser el nivel de estabilidad gubernamental) o socioeconómicos.

Un aumento del riesgo país tiene como consecuencia un aumento de los tipos de la deuda pública, un mayor coste de financiación para el país y, por consiguiente, un mayor riesgo de impago. Estos tipos de interés más altos estrangulan al país restringiendo la oferta monetaria y dificultando la recuperación económica. Es en definitiva un círculo vicioso... en el que parece estar actualmente atrapada Argentina.
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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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