En este artículo dónde mencionaba las diferentes maneras de conseguir una renta, apuntaba a la opción de un fondo de inversión o de un ETF que distribuyera un dividendo. Los hay en casi todas las categorías de fondos (de renta variable, de renta fija, mixtos, etc) y eso supone una ventaja para el inversor ya que no tiene por qué asumir el riesgo de la renta variable para conseguir un flujo de dividendos.
Otra de las ventajas que señalaba en el artículo es que, en principio, es más seguro obtener una renta de dividendos de una cesta de valores que de una sola compañía. Si optamos por construir una cartera de dividendos, en la práctica limitada a un número pequeño de valores, estamos expuestos a que una o varias compañías de nuestra cartera reduzca o, peor, suprima el dividendo, lo que generaría un problema en el objetivo de conseguir una renta constante (y, si es posible creciente) de dividendos.