Generalmente los inversores (los más sofisticados de entre ellos, por lo menos) suelen identificar los fondos de acciones en los que invierten en función del estilo con el que gestionan el patrimonio. Así la industria ya está acostumbrada a diferenciar entre los gestores “value” y los gestores “growth” y entre los fondos de gran capitalización y los de pequeña capitalización.
Respecto a este último criterio, el de la capitalización de los valores que conforman la cartera, es cierto que hay fondos muy especializados en un determinado estilo, pero también existen (y son cada vez más numerosos) fondos que no se imponen barreras o limitaciones en cuanto al tamaño de los valores que incluyen en sus carteras; invierten en cualquier franja de capitalización con tal de encontrar oportunidades de inversión. Son los que nosotros en Morningstar hemos llamado los fondos de capitalización flexible.
Aunque estos fondos pueden favorecer en ciertos periodos de tiempo valores con un determinado tamaño no suelen mantener ese sesgo de manera indefinida para que lo incluyamos en una de las categorías tradicionales. Es tal el incremento en el número de fondos que se adhieren a esta filosofía de inversión que hemos creado varias categorías en función del país o región en el que invierten.