La trampa de los planes

El gobierno debería sinceramente mejorar la fiscalidad de las prestaciones de los planes de pensiones así como su transparencia informativa si quiere realmente dar un impulso definitivo a este producto.

Fernando Luque 05/12/2001
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Ya estamos en diciembre y como cada fin de año las entidades financieras han empezado su tradicional campaña de captación de clientes, a golpe de regalos o bonificaciones, para sus planes de pensiones.

Lógicamente, todas insisten en la necesidad de invertir a largo plazo pensando en la jubilación así como en las grandes ventajas fiscales de este instrumento de ahorro.

No voy a negar, por supuesto, que las aportaciones a planes de pensiones gozan de un tratamiento fiscal particularmente ventajoso para los ahorradores. Tampoco voy a contradecir a aquellos que insisten en la necesidad de destinar una parte del ahorro a preparar la f

utura jubilación. En este aspecto, soy de los que piensan que cuanto antes uno empiece a ahorrar para este objetivo, mejor ya que el esfuerzo requerido será menor.

Pero mi sentimiento respecto a los planes de pensiones está ciertamente mezclado de contrastes. Creo que la idea es muy buena. Es imperativo incitar a la gente a que preparen su futura jubilación. Pero pienso también que la fiscalidad de este instrumento deja mucho que desear sobre todo en lo referente a la tributación de las prestaciones (es decir del dinero que uno retira cuando se jubila). Y es precisamente este aspecto el que debería mejorar el gobierno si realmente quiere fomentar el uso de las pensiones privadas. No me parece lógico, ni justo, que las prestaciones deban tributar tanto por las aportaciones realizadas como por las ganancias obtenidas.

Pensemos un poco. En la gran mayoría de los casos las aportaciones provienen de los rendimientos del trabajo o de las actividades empresariales o profesionales. Se supone que este dinero ya ha pasado por la criba de Hacienda. No hay argumentos, por lo tanto, para que luego, en el momento del rescate de los planes, se vuelva una vez más a imponerles un impuesto.

Pero, además de esta pequeña trampa fiscal, los planes de pensiones presentan una serie de riesgos que no tienen los fondos. No me estoy refiriendo a la escasa disponibilidad que tienen. Hasta cierto punto (y siempre que el partícipe sea realmente consciente de esta característica) lo veo como una ventaja... ya que es realmente manteniendo las inversiones a largo plazo cómo uno puede conseguir rentabilidad con su ahorro.

Desde mi punto de vista el mayor riesgo que presentan los planes de pensiones de cara a los inversores está en la poca transparencia del producto. Son muy pocas las gestoras que publican por ejemplo la cartera completa de sus planes de forma regular. Y sin embargo, esto es un elemento fundamental del que deberían disponer los partícipes para poder gestionar la totalidad de sus inversiones de la forma más eficiente posible.

Actualmente, en efecto, las gestoras de planes de pensiones no tienen la obligación (como ocurre en los fondos de inversión) de publicar y hacer público un informe detallado en base trimestral... aunque es cierto que es voluntad del Gobierno incluir en la próxima ley de acompañamiento a los presupuestos una batería de medidas para mejorar la transparencia de los planes de pensiones (se prevé la publicación de informes trimestrales aunque habrá que ver qué elementos se incluyen en ellos) y la protección de los inversores (con la creación de un “Defensor del partícipe” en cada gestora). Esperemos que estas intenciones se traduzcan en hechos.

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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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