¿Fondos o planes?

Existen muchas diferencias entre los planes de pensiones y los fondos de inversión y no sólo en lo referente a la fiscalidad de las aportaciones. Examinamos algunas de ellas con más detalle a continuación.

Fernando Luque 05/12/2001
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La campaña navideña de los planes de pensiones está entrando en su punto más álgido con las entidades promocionando sus productos a base de regalos y proclamando a bombo y platillo las grandes ventajas fiscales de las que disfrutan. La verdad es que mucha gente realiza aportaciones a planes de pensiones pensando exclusivamente en las deducciones fiscales a las que dan derecho. Pero sería interesante examinar más profundamente las diferencias que existen, más allá de los aspectos fiscales, entre planes de pensiones y fondos de inversión.

Diferencias fiscales... pero no sólo en las aportaciones

Cuando

uno quiere comparar, desde un punto de vista estrictamente fiscal, las diferencias que existen entre los planes de pensiones y los fondos de inversión debe necesariamente considerar dos aspectos.

Primero el de las aportaciones. En efecto, mientras las aportaciones efectuadas a fondos de inversión no tienen ningún tipo de ventaja fiscal, las de los planes de pensiones sí que dan derecho a deducción fiscal... pero hasta un cierto límite. Este límite, tal como están las cosas ahora mismo (el gobierno tiene intención de modificarlo pero habrá que esperar a la ley de acompañamiento a los presupuestos para saber a partir de cuándo las modificaciones propuestas entrarán en vigor), depende tanto de la edad del que realiza las aportaciones como del nivel de rendimientos netos del trabajo, actividades empresariales o profesionales.

Para los menores de 52 años, el límite de deducción fiscal se sitúa en el 25% de los rendimientos netos del trabajo pero con un tope fijado en 1.200.000 ptas (7.212 euros). Es decir, si el 25% de los rendimientos netos del trabajo de una persona de 45 años por ejemplo suma 1.500.000 ptas, el máximo que puede deducirse en su declaración de la renta será de 1.200.000 ptas aunque haya aportado 1.500.000 a un plan de pensiones.

Para los mayores de 52 años, el límite de deducción fiscal será el 40% de los rendimientos netos del trabajo con un tope que variará en función de la edad: para los que tengan 53 años el tope es de 1.300.000 ptas, para los que tengan 54 años 1.400.000 ptas, para los que tengan 55 años 1.500.000 ptas,... y así sucesivamente hasta un tope de 2.500.000 ptas para los que tengan 65 años o más.

Pero aunque la mayoría de la gente se fija en estas ventajas fiscales a la hora de aportar, pocas son las que se preocupan de averiguar cuál será la tributación de las prestaciones es decir cómo tributarán en el momento de recuperar el dinero del plan. En este sentido, también existen diferencias importantes con los fondos de inversión. En efecto hemos visto en un artículo anterior (pinche aquí para leerlo) cómo el partícipe de un fondo de inversión sólo debe tributar por las ganancias obtenidas en el momento de vender sus participaciones y a un tipo fijo del 18% cuando la antigüedad acumulada en las participaciones es superior a un año. Ahora bien, en los planes de pensiones el dinero que uno recupera tributará de forma distinta en función de la manera en la que uno lo retira y de la antigüedad del plan.

Básicamente, existen dos grandes formas de recuperar el dinero de un plan de pensiones. En forma de renta (es decir una cantidad de manera periódica) y en forma de capital (todo de una sola vez). Si uno retira su dinero en forma de renta deberá tributar al tipo marginal por la totalidad del dinero recibido. Por el contrario, si uno lo recupera en forma de capital podrá beneficiarse de una reducción del 40%, es decir sólo deberá tributar por el 60% del dinero recibido, siempre y cuando la antigüedad del plan sea superior a los dos años. Es importante por lo tanto recalcar que mientras en los fondos de inversión uno sólo tributa por las ganancias generadas, en los planes de pensiones uno paga impuestos sobre la totalidad del dinero (aunque con la reducción mencionada), es decir tanto sobre el capital como sobre las ganancias generadas.

Este hecho hace que al final, en el momento de recuperar la inversión, las diferencias entre fondos y planes no sean tan abrumadoras como uno podría pensar que son a favor de los segundos. Por ejemplo, si comparamos una aportación única de unos 5.000 euros en planes de pensiones y fondos de inversión, a un plazo de 20 años y con una rentabilidad estimada del 9% anual, obtendríamos al final del plazo una cantidad después de impuestos de más o menos 15.000 euros en el plan (suponiendo que se reinvierta la deducción fiscal en dicho plan) frente a unos 14.000 euros que conseguiríamos en el fondo de inversión. Por lo tanto, como vemos, las diferencias no son tan abismales.

Además el inversor en fondos de inversión tiene la posibilidad de poder compensar las pérdidas generadas en sus fondos con otras ganancias, mecanismo que existe en el caso de los planes de pensiones.

Un instrumento con poca disponibilidad

Ahora bien, las diferencias entre planes y fondos no sólo son a nivel fiscal. También hay distinciones notables en cuanto a la disponibilidad del dinero. En efecto hay que insistir en que los planes de pensiones sólo se pueden rescatar a partir de la jubilación (no necesariamente a los 65 años) o en caso de invalidez o muerte (en cuyo caso el dinero lo recuperan los beneficiarios o herederos). La ley también ha previsto situaciones excepcionales (enfermedad grave o paro de larga duración) en las que el partícipe puede recuperar su inversión.

Por el contrario, un fondo de inversión tiene una disponibilidad casi inmediata. Más exactamente, según estipula la ley, las entidades tienen un máximo de 3 días hábiles para rembolsar un FIM y 1 día hábil en el caso de los FIAMM.

Unas comisiones anuales más elevadas

También existen diferencias importantes en cuanto a las comisiones. Los planes de pensiones, por ejemplo, no cobran ni comisión de suscripción ni comisión de reembolso (muy pocos son los que tienen una comisión de traslado en caso de traspasar el dinero de un plan a otro). Sin embargo, sus comisiones de gestión más depósito suelen ser más altas que las de los fondos de inversión.

Para ser más exacto, mientras el máximo legal para los planes de pensiones está en un 2% anual para la comisión de gestión y un 0,6% anual para la de depósito, es decir un total del 2,6% anual, los fondos, o por lo menos los FIM, tienen estipulados por ley una comisión máxima anual del 2,45% (2,25% anual para la de gestión y un 0,2% anual para la de depósito).

Cambiar de plan sin coste fiscal

Otra de las grandes diferencias, esta vez a favor de los planes de pensiones, es que el inversor puede movilizar sus derechos consolidados, es decir puede trasladar el dinero que tiene invertido en su plan a otro plan (de otra gestora si lo desea) y ello sin ningún coste fiscal.

Como vemos son muchas las diferencias que pueden existir entre planes de pensiones y fondos de inversión. Téngalas en cuenta antes de decidirse por una de estas dos opciones de inversión.

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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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