Lecciones financieras del Tour de Francia

Destacamos algunas lecciones que podrían sacar los inversores analizando a los ciclistas profesionales.

Dan Kemp 07/09/2020
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Artículo publicado originalmente en Investment Week

 

En 1985, Bernard Hinault iba camino de su quinta victoria en el Tour de Francia cuando se vio envuelto con otros cuatro corredores en uno de los accidentes más famosos de los 106 años de historia del Tour. Hinault voló sobre su manillar y se rompió la nariz en el último kilómetro de la etapa 14. Este evento estará sin duda en la mente de algunos de los 176 corredores del Tour 107; también es un gran recordatorio de los retos a los que se enfrentan los inversores en el agotador entorno del mercado de 2020.

Como los inversores, los corredores del Tour se enfrentan a tres tipos de desafíos en su tortuoso camino a París. El primero son los desafíos que se conocen, como el terreno. Los segundos son desconocidos, pero es probable que permanezcan dentro de los límites que se pueden predecir, como el clima. Y el tercero son desconocidos, como el comportamiento de otros corredores. Este último tipo de desafío es el que ha provocado la fractura de la nariz de Hinault y el que causa el mayor desafío para los inversores.

Tanto en el ciclismo como en la inversión, el equipo con los mejores corredores, apoyo y preparación tiene más probabilidades de ganar. Sin embargo, los elementos desconocidos de la carrera pueden conducir a resultados sorprendentes, y la carrera de 2020 es probable que proporcione ejemplos de los tres tipos de desafíos tanto para los corredores como para los inversores. Para ayudar a los inversores a superar estos desafíos, podemos sacar algunas lecciones de cómo los equipos del Tour preparan a sus corredores.

El primer paso es asegurarse de que lo que se puede saber se comparta con los corredores (o inversores). Esto incluye los desafíos que se desconocen pero que pueden ser estimados como la volatilidad del mercado y la rentabilidad relativa. Aunque los inversores experimentados saben que las caídas y las subidas bruscas son una parte normal de la inversión, algunos pueden no ser conscientes del impacto de la volatilidad de los precios y, como un ciclista aficionado que se enfrenta a una cota empinada, pueden sobrestimar su capacidad para hacer frente a ella y rendirse en el camino. Aquellos que se rinden de esta manera es poco probable que alcancen sus objetivos y por lo tanto su estrategia de inversión se convierte en un fracaso, a pesar del cuidado con el que fue construida y ejecutada.

Un problema similar puede ocurrir cuando un inversor se obsesiona con los resultados del pasado reciente y se decepciona si su estrategia no tiene una rentabilidad satisfactoria durante un período de tiempo. Esto es similar a un corredor que busca ganar cada etapa del Tour en lugar de centrarse en ganar el evento. Cada estrategia de inversión, como cada corredor, se adaptará mejor a algunos entornos y menos a otros. Habiendo seleccionado una estrategia que es probable que dé resultados durante toda la carrera, es esencial que los inversores sean conscientes de que el plan no es ganar cada etapa, para evitar la tentación de extrapolar los rendimientos a corto plazo y saltar de una "bicicleta" a otra. Si bien los cuestionarios de tolerancia al riesgo pueden ayudar a los inversores a visualizar las pérdidas estimadas, es importante que los asesores comuniquen la posibilidad de una rentabilidad inferior a corto plazo para que el inversor no se vea sorprendido repentinamente por un "bache en el camino".

Los riesgos desconocidos son, no es sorprendente, mucho más desafiantes. Como no podemos prepararnos completamente para ellos, necesitamos centrarnos en cuál será nuestra respuesta en caso de un resultado inesperado. Desafortunadamente, la calidad de nuestras respuestas tiende a verse afectada en caso de sorpresa, ya que normalmente actuamos bajo estrés, lo que hace que nuestras mentes busquen una rápida resolución que puede no ser beneficiosa a largo plazo. Esto se conoce a menudo como la respuesta de "lucha, huida o congelación" (‘fight, flight or freeze’). Esta respuesta puede tener un impacto catastrófico en la seguridad financiera de nuestros inversores y su capacidad para alcanzar sus objetivos. Por lo tanto, necesitamos establecer un marco de toma de decisiones que nos ayude a superar la respuesta de estrés.

En Morningstar Investment Management, utilizamos una serie de principios de inversión, directrices detalladas para las carteras, listas de control y procesos de revisión como nuestro marco de toma de decisiones. Sin embargo, se podría crear un marco efectivo usando una simple serie de declaraciones de "si pasa esto, entonces". Por ejemplo, si las posiciones de mi cartera se desvían de la distribución de activos objetivo en más de un 2%, entonces reequilibraré la cartera. De esta manera es posible evitar cometer los errores que parecen obvios en retrospectiva, pero mucho menos evidentes en el calor de una situación estresante.

Es este tipo de decisiones claras tras un acontecimiento extremo lo que llevó a Hinault a cruzar la línea de meta en Saint-Etienne sin ayuda, manteniendo su posición en la carrera, lo que le valió su increíble quinta victoria en el Tour. Y, esperamos que ayude a los inversores a cruzar la línea de meta financiera que están buscando.

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Sobre el Autor

Dan Kemp

Dan Kemp  is Chief Investment Officer, Morningstar Investment Management  EMEA

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