PERSPECTIVAS: Desmontando mitos sobre los planes de pensiones

Un informe de Abante Asesores demuestra que invertimos poco y mal para la jubilación 

External Writer 15/12/2015
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¿Los planes de pensiones son una mala opción de inversión o el problema es cómo invertimos a través de ellos?

Si analizamos los datos de la industria de pensiones en España en detalle, comprobamos que no todos los planes de pensiones son malos, los hay bien gestionados, que ofrecen una buena rentabilidad y con los que se puede ganar dinero. La cuestión es saber, primero, qué necesitamos, qué debemos buscar y hacer un análisis concienzudo antes de lanzarnos a tomar una decisión financiera de gran importancia: la planificación de nuestra jubilación.

Las aportaciones se concentran a final de año, cuando empezamos a pensar en cómo rebajar la factura fiscal en la declaración de la renta. De media, el 56% de las aportaciones se dejan para el último trimestre. En 2014 el 60,5% se hicieron entre septiembre y diciembre. Este comportamiento juega en contra del inversor, especialmente en la renta variable: sale un 2,5% más caro que el ahorro periódico. 

Los inversores españoles, que tienen un marcado carácter conservador y eligen los planes de pensiones de mayor tamaño, que no son ni los más rentables ni los más baratos. Esto provoca que, por no llevar a cabo un análisis y una elección correctos, obtengan rentabilidades bajas por su ahorro para la jubilación.

Los diez planes más grandes en cada categoría superan el 30% de los partícipes en todas las categorías y  en el caso de la renta fija a largo plazo acaparan más del 70%. Sin embargo, si miramos la rentabilidad anualizada (media ponderada de los últimos años) de estos diez planes, nos damos cuenta de que están obteniendo rendimientos bajos por su dinero.  

Por ejemplo, en renta fija a largo plazo ese casi 80% de los inversores en planes de pensiones, a tres años, obtiene un 4,5%, pero a diez años se queda en el 2,5% y a un año están en negativo.

 

Y si nos fijamos en las comisiones, de nuevo los diez planes de pensiones de mayor tamaño no son la mejor opción, ya que tienen una comisión más elevada que los más rentables. 

 

La renta variable es claramente el activo más despreciado por los principales planes de pensiones y por los partícipes, pese a que los expertos recomiendan que para plazos de inversión largos se invierta en bolsa, para poder obtener rentabilidad.

En la distribución del patrimonio por exposición a activos subyacentes, en 2014 la renta variable no llegó al 30% y en 2015 se sitúa en el 30%. Pese a que los activos sin riesgo en la actualidad no pagan prácticamente nada, se aprecia la concentración del patrimonio en planes garantizados y planes de renta fija mixta.

El patrimonio invertido a través de planes de pensiones se resintió en 2008 por el estallido de la crisis, pero se ha recuperado y en 2015 se encuentra en máximos, por encima de los 65.000 millones de euros. En los planes de previsión asegurados (PPA) y de los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), el patrimonio acumulado es considerablemente inferior: 12.000 y 7.500 millones, respectivamente.

En cuanto a la evolución de los partícipes y del número de planes, el proceso de concentración bancaria que hemos vivido a raíz de la crisis ha tenido como consecuencia una reducción y una racionalización de una oferta excesivamente atomizada.  

Desde 2012 las búsquedas en internet de información sobre estos productos han aumentado en mayor medida que las aportaciones, una tendencia que puede explicarse por una mayor concienciación de los españoles sobre la necesidad de ahorrar para la jubilación. Existe un interés creciente en las opciones de inversión del ahorro para la jubilación, sin embargo, todavía no se destina la suficiente cantidad de dinero.

Las diferentes encuestas y estudios que realizan tanto organismos públicos como privados ponen de relieve que pese a la mayor concienciación, los españoles todavía no estamos planificando y ahorrando correctamente para la jubilación.

En este sentido, también cabe mencionar que la inversión para la jubilación puede canalizarse a través de otros vehículos, no solo de planes de pensiones, PPA o PIAS. En función de las necesidades y circunstancias individuales, habrá inversores que prefieran otros productos, como los fondos de inversión, por ejemplo.

Sobre las críticas a la iliquidez, se pueden hacer varias consideraciones. Los supuestos de liquidez se han ampliado y desde 2025 el dinero se podrá recuperar a partir del décimo año. Los EPSV (Entidades de Previsión Social Voluntaria) del País Vasco han sido mencionados como caso de éxito de ahorro, que se atribuía en parte a su mayor liquidez.

Por otra parte, conviene invertir en planes de pensiones, pero diversificar (no meter todo el ahorro en estos productos), ahí es donde una buena planificación supone una diferencia importante. Por último, teniendo una parte de nuestro ahorro en planes de pensiones nos evitamos la tentación de gastar en el presente ese dinero que vamos a necesitar en el futuro.

Respecto a la fiscalidad, que es la excusa de muchas de las campañas de planes de pensiones y uno de los aspectos que se critican (“lo que te ahorras cuando aportas lo pagas en el rescate”), cabe decir que las deducciones de las que se benefician los inversores cuando van ingresando el dinero en el plan sí constituyen una ventaja: por un lado, el diferimiento fiscal permite obtener un mayor rendimiento porque eso que nos ahorramos podemos invertirlo y, por otro, es frecuente que el contribuyente tenga un tipo inferior cuando se jubile que durante la etapa activa, por lo que pagaría menos impuestos por ese dinero en el futuro. 

Así, por ejemplo, un asalariado sin hijos y con unos ingresos de 70.000, si aporta 8.000 euros anuales a un plan de pensiones (que dé un 4%), cuando haga la declaración Hacienda le devolverá el 46% de lo aportado, 3.680 euros. Cuando llegue el momento del rescate, percibirá la pensión máxima. Si, además, cada año rescata 8.000 euros del plan, el porcentaje del rescate que paga a Hacienda es el 36,34% (2.907 euros).

A este beneficio (paga menos en el rescate de lo que se ahorra con la aportación) hay que sumarle el efecto del diferimiento fiscal: si esos 3.680 euros que le devuelve Hacienda los invierte al 4% (sumado con la inversión en el plan de pensiones) entre los 50 y los 64 años acumula al final un total de 168.969 euros.

Si no hubiera contratado el plan y cada año los 8.000 euros los hubiera invertido a través de otro producto con la misma rentabilidad (un 4%), al final del periodo tendrá –después de pagar impuestos- 160.189 euros, es decir, 18.024 euros menos que habiendo contratado un plan de pensiones. Si la rentabilidad en lugar de ser un 4% fuera un 5%, con el plan de pensiones conseguiría 20.608 euros más, es decir, un punto porcentual más de rentabilidad le ha supuesto un 12% más de ganancia. 

 

 

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