PERSPECTIVAS: El impacto demográfico

Fidelity Worldwide Investment llama la atención sobre la influencia de la demografía en la economía

External Writer 18/02/2014
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Las dinámicas de crecimiento estructural permiten a compañías muy identificables beneficiarse de rentabilidades en efectivo sólidas y crecientes en periodos que se prestan a la inversión. Sin embargo, muchas estrategias de inversión acusan cierta “miopía” cortoplacista, al operar en breves periodos de tenencia y centrar sus beneficios en los cambios de valoración de las empresas. Esta es una de las conclusiones del estudio “Las grandes tendencias de inversión: el impacto de la demografía”, elaborado por Fidelity Worldwide Investment y presentado en el marco del I Foro de Estrategias de Inversión.

La gestora de fondos de inversión sostiene en el citado estudio que el tiempo empleado en identificar a las empresas con ventaja en sectores con crecimiento estructural es tiempo bien invertido. En este sentido, Nick Armet, uno de los autores del trabajo, puso el foco sobre tres grandes tendencias demográficas que abren interesantes oportunidades de inversión.

El crecimiento de la población mundial

En la actualidad hay más de 7.000 millones de personas en el mundo, el doble que en 1970. Se espera que el número de habitantes del planeta vuelva a duplicarse en 2050. Esta evolución conlleva un fuerte crecimiento de la demanda de recursos como alimentos, agua, tierra cultivable y energía.

Las bocas que alimentar no dejan de crecer y la tierra cultivable no deja de disminuir, por lo que existe una necesidad de incrementar el rendimiento de las cosechas. Puesto que gran parte de la tierra cultivable en el mundo en vías de desarrollo es poco eficiente, es previsible una sólida subida del uso de fertilizantes, semillas de alto rendimiento y equipos para la mecanización agrícola.

El auge de las clases medias emergentes

En las próximas décadas asistiremos con toda probabilidad a un crecimiento muy importante de las clases medias. Se calcula que el 2030 aumentará más del doble hasta los 1.200 millones, lo que representará un salto del 7,6 al 16% de la población mundial. La mayor parte de las personas que se incorporen a esta categoría procederá del mundo en desarrollo, en donde habitará el 93% de las clases medias del planeta en 2030, según datos del Banco Mundial.

El crecimiento del consumo en los países emergentes tendrá importantes consecuencias en todos los mercados de consumo, en especial en los productos básicos. El margen de crecimiento es amplio, a la vista de que las economías desarrolladas gastan 2.041 dólares per cápita en productos de primera necesidad frente a los 207 dólares del restante 86% de la población mundial.

El crecimiento de la clase media en los mercados emergentes también ofrece un gran apoyo a las ventas de una amplia gama de productos de consumo discrecional, desde teléfonos hasta ropa, pasando por electrónica y automóviles.

El gasto en salud, por su parte, augura fuertes crecimientos, dado que el aumento de riqueza suele venir acompañado de estilos de vida sedentarios y menos saludables. Esto se debe a los cambios en la dieta, que vienen acompañados por procesos de urbanización, trabajos menos exigentes físicamente y mayor uso del transporte. El resultado es una creciente incidencia de enfermedades como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, las afecciones coronarias, los infartos cerebrales y el cáncer.

No cabe olvidar tampoco el impulso que experimentarán las empresas que usen el comercio electrónico, ya que el uso de Internet se está convirtiendo en un elemento esencial de la vida personal y profesional.

El envejecimiento

El mundo está siendo testigo de un periodo de envejecimiento “sin parangón en la historia de la humanidad”, según la División de Población de la ONU. Aunque la tendencia es evidente en los países desarrollados, este proceso será una realidad en casi todos los países del mundo y provocará que en 2045 el número de personas de 60 o más años supere al de 15 años o menos.

Aunque este fenómeno plantea grandes retos presupuestarios para el Estado, ciertos sectores productivos se beneficiarán de la situación. Por ejemplo, el deterioro de las funciones del cuerpo humano aumenta la demanda de una amplia gama de productos (fármacos, audífonos, artículos ortopédicos…) y servicios médicos. Las empresas de servicios financieros también recibirán un mayor impulso gracias a las personas interesadas en asegurar su jubilación, si bien en este ámbito existen factores macroeconómicos y políticos que introducen un mayor componente de riesgo.

En resumen, una Bolsa muy orientada al corto plazo proporciona oportunidades a los inversores con amplitud de visión. Las estrategias que fusionan la comprensión de los motores demográficos y el análisis fundamental de las empresas pueden desarrollar perspectivas sólidas sobre la rentabilidad empresarial a largo plazo. Los inversores pacientes deberían valorar seriamente estas estrategias.

Fuente: Fidelity Worldwide Investment

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