ADVERTENCIA: Antes de nada me gustaría indicar que las propuestas que traeremos en esta sección de “La idea de la semana” no son necesariamente una recomendación que pueda dar sus frutos en el muy corto plazo. Mi objetivo no es otro que atraer la atención del inversor sobre un determinado tipo de activo que por un motivo u otro pensamos que puede experimentar una ganancia a corto, medio o largo plazo. Generalmente las recomendaciones se plasmarán a través de ETFs o de acciones, pero sin descartar los fondos o incluso los planes de pensiones. Sólo en el caso de posiciones en ETFs inversos o apalancados el plazo recomendado será el corto plazo ya que el paso del tiempo juega en contra de estos fondos.
Por valoración no podemos decir que los grandes bancos americanos estén caros (vea aquí abajo el rating de los 3 mayores bancos estadounidenses), pero hay varios argumentos por los cuales pienso que el sector ha perdido bastante atractivo para el inversor.
Para entender el primero de los argumentos hay que recordar que el negocio tradicional de un banco (ya sea en Estados Unidos o en Europa) se basa en el diferencial entre los tipos a largo y los tipos a corto: cuanto mayor sea ese diferencial, mejor les irá a las entidades financieras. En este sentido sabemos que los tipos de interés en Estados Unidos permanecerán bajos (últimamente la Fed ha incluso ampliado el periodo en el que piensa que los tipos a cortos se mantendrán bajos) y que, además, lo que persigue la Fed con su operación “Twist” es reducir los tipos de interés de los bonos del Tesoro a largo plazo (la operación consiste básicamente en vender bonos a corto plazo, unos 400 millones de dólares, para comprar bonos a largo plazo). Esto claramente perjudica a los márgenes de los bancos ya que mantiene la curva de tipos bastante plana (en el gráfico adjunto vemos cómo la curva de tipos en Estados Unidos se ha aplanado comparado con la situación de hace 12 meses) y pensamos que la Fed seguirá manteniéndola plana en el futuro más cercano.
Fuente: www.morningstar.com
Otro de los argumentos que nos hacen ser cautos respecto al sector financiero es la difícil situación macroeconómica que atraviesa Estados Unidos con un alto desempleo y un elevado déficit. Estamos, en definitiva, en una situación de desapalancamiento que puede durar varios años más y que probablemente afectará al consumidor en su conjunto, el cual demandará menos crédito (una situación similar a la que estamos viviendo en Europa).
Por último, otro factor que podría afectar al sector bancario es un mayor control regulatorio. Hay presiones para que los bancos abandonen algunos negocios no tradicionales como el trading por cuenta propia (una tendencia que ya han emprendido instituciones como JP Morgan, Crédit Suisse o Goldman Sachs) lo que redundará negativamente en sus cuentas de resultados. Por otra parte a los bancos también se les está elevando los requerimientos de capital con su consiguiente impacto sobre su rentabilidad.
En definitiva hay demasiados factores negativos que pesan sobre el futuro de los bancos como para apostar decididamente por este sector en estos momentos.