Los mercados, presos de los partes de guerra

La guerra en Irak no sólo ha invadido los medios de comunicación sino que ha ejercido una tremenda influencia sobre los mercados bursátiles.

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La incertidumbre sobre iba o no producirse un ataque militar en Irak afectó negativamente a los mercados; pero una vez iniciado el conflicto, a mediados de marzo, las bolsas reaccionaron con fuertes subidas. Aunque el conflicto es probablemente el más seguido a nivel mediático, las opiniones sobre el éxito norteamericano son muy variables, añadiendo bastante volatilidad a los mercados. A cada señal de victoria rápida, las bolsas respondieron con fuertes subidas y, a cada signo de dificultad en los combates, éstas reaccionaron con caídas importantes.

El índice S&P 500 cerró el día 3 de abril en los 876 puntos, registrando una ganancia del 4% desde el principio de marzo, con lo que acumula un descenso inferior al 1% desde el principio de año. No obstante, la volatilidad ha sido ext

remadamente alta y es probable que se mantenga así en el corto plazo.

Los sectores más afectados este año han sido el de telecomunicaciones, alimentación y materiales que han retrocedido cerca de un 12%, 6% y 6% respectivamente. El sector de salud y el de tecnología de la información registraron, por el contrario, subidas desde enero.

El Nasdaq, por su parte, subió un 4% desde el inicio del mes de marzo (hasta el día 3 de abril) y se encuentra casi un 4,5% por encima de su nivel de principio de año.

La Fed, preocupada

La Reserva Federal también se vio afectada durante el pasado mes de marzo. No es habitual en efecto que no hiciera ningún comentario sobre el balance de los riesgos que pesan sobre la economía; y no lo hizo, según ella, por culpa de la incertidumbres geopolíticas. La Fed mantuvo, en todo caso, los tipos de interés en el 1,25%.

Se publicó el dato final de crecimiento del Producto Interior Bruto del cuarto trimestre del 2002, confirmando que la economía creció a un tasa interanual del 1,4%. Las encuestas de confianza de los consumidores mostraron ligeros descensos en marzo después de las fuertes caídas registradas en febrero.

La última estadística del ISM (Institute for Suplí Management) indica contracciones tanto en las industrias manufactureras como en las no-manufactureras. El índice no-manufacturero cayó seis puntos porcentuales hasta el 47,9%, la primera caída en los últimos catorce meses, mientras que el índice del sector manufacturero retrocedió nueve puntos porcentuales hasta el 46,3%. Cabe recordar que se considera que el nivel de 50% marca la diferencia entre la expansión y la contracción.

La última estimación respecto al coste de la guerra alcanza los 75.000 millones de dólares; pero es probable que esta cifra aumente a medida que se alargue el conflicto. Por otra parte, los analistas de mercado siguen muy divididos respecto al futuro de la economía. Muchos predicen que una vez que finalice la guerra, Estados Unidos volverá a crecer de forma sostenida. Otros afirman que la guerra está siendo utilizada como excusa para justificar los pobres resultados de los mercados, mientras que el verdadero problema está en la situación de la economía.

También existe el miedo a un distanciamiento entre Estados Unidos y la “Vieja” Europa. Pero para los gestores de fondos hay un segmento de mercado que preocupa especialmente: el de la renta fija pública. En la última encuesta Morningstar, un 27% de los encuestados contestó que hay una burbuja en los bonos del Tesoro norteamericano mientras que un 40% piensa que existe el riesgo de que esta burbuja se forme a muy corto plazo.
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