¿Inmunes al contagio argentino?

Problemas que ocurren en países lejanos pueden en algunos casos tener un impacto insospechado en los mayores mercados mundiales. Por ello conviene tener muy en cuenta la actual crisis que sufre Argentina.

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No son muchos los inversores españoles que han invertido la mayor parte de sus ahorros en las bolsas latinoamericanas y los que lo han hecho tampoco habrán notado un gran impacto de la crisis argentina en sus finanzas (el índice MSCI Latin America incluso ha subido un pequeño 1% en euros durante el año 2001) ya que los fondos especializados en la región dedican la mayor parte de sus carteras a México y Brasil.

Pero aquellos que dudan de un posible efecto contagio – el hecho de que problemas que se originan en un país determinado puedan trasladarse rápidamente a otros – harían bien en volver la mirada hacia atrás. ¿Recuerda por ejemplo que en 1997 la devaluación del bath tailandés se extendió como la pólvora a los demás mercados asiáticos o que en 1998 el impago de la deuda rusa y

el consiguiente hundimiento del Long Term Capital Management originaron un descalabro generalizado en los mercados?

Incluso los propios atentados del pasado 11 de Septiembre ilustran como acontecimientos que ocurren a miles de kilometros de nuestros mercados les afectan de una manera devastadora. Aunque el impacto económico directo de los ataques fue relativamente pequeño comparado con la talla de la economía americana, las bolsas mundiales estuvieron en caída libre durante los diez días siguientes.

Es cierto que en todos estos ejemplos los mercados se recuperaron tarde o temprano. Pero no debemos olvidar que sus efectos a corto plazo fueron tremendos.

En el caso de Argentina, el contagio parece ser limitado. Los demás mercados latinoamericanos parecen aguantar bastante bien la presión.

La mayoría de gestores de fondos parecen confiar en que esta crisis no vaya a extenderse a toda Latinoamérica del mismo modo que la crisis del bath tailandés se propagó a todo el continente asiático en 1997.

Chris Tracey, estratega global en JP Morgan Fleming, expresa lo que problablemente la mayoría piensa cuando dice que hace mucho que los mercados han anticipado el impago de deuda de Argentina. “Ya se sabía desde hace algún tiempo”, añade. Los que realmente sufrirán las consecuencias serán los propios argentinos más que los inversores internacionales.

En efecto, cuando Morningstar entrevistó a Dominic Rossi, gestor del Threadneedle Latin America Growth Fund allá por el mes de Octubre (vea la entrevista publicada en morningstar.co.uk pinchando aquí), este argumentaba que Argentina ya estaba en bancarrota. En aquella época también pensaba que las acciones brasileñas ya habían incorporado en sus precios el “default” o impago argentino.

El éxito que obtuvieron hace pocos días México y Brasil en sus emisiones de deuda también es una señal positiva. Si los mercados hubieran temido un posible efecto contagio a todo el continente latinoamericano es probable que no hubieran apoyado a estas emisiones.

Paradójicamente los problemas de Argentina parecen haber afectado más fuertemente a los mercados desarrollados que al resto de mercados emergentes. La bolsa española, en particular, fue una de las más perjudicadas estos últimos días debido a los estrechos vínculos que mantienen sus principales empresas (SCH, BBVA, Repsol YPF y Telefónica) en Argentina.

Los problemas que han sacudido a estas empresas es el resultado de las últimas medidas puestas en pie por el gobierno de Eduardo Duhalde más que de las consecuencias del propio impago de deuda. Por ejemplo, el nuevo impuesto sobre las exportaciones de petróleo golpeará sobre todo a Repsol YPF mientras que la congelación de tarifas afectará especialmente a las compañías de servicio público como Telefóncia. Según Michael Hughes, chief investment officer en Baring Asset Management “el impacto de todo esto sobre las multinacionales ya ha empezado a trasladarse a los mercados nacionales hace un par de días o tres”.

Hughes también apunta que puede haber un efecto a largo plazo sobre las inversiones directas extranjeras en los mercados emergentes. Las empresas occidentales pueden, por ejemplo, tener algo de recelo en participar en privatizaciones de países en desarrollo si temen que medidas como las tomadas por Argentina puedan repetirse.

Sin embargo la mayoría piensa que es poco probable que pueda producirse un crack en los mercados emergentes. Esto es particularmente cierto con los tipos de interés situados actualmente en niveles muy bajos y proporcionando una gran liquidez al sistema mundial.

Como recalca Andrew Milligan, jefe de estrategia global en Standard Life Investments, los contagios clásicos ocurren cuando las condiciones monetarias son muy duras. Por el contrario, actualmente es relativamente fácil para los prestatarios encontrar dinero prestado para solventar sus problemas.

En conclusión, la visión general es que exceptuando quizás el caso español el problema del impago argentino debería quedar bastante localizado. Todo parece indicar que el denominado efecto contagio ya no es un tema tan simple como lo era hace apenas un par de años.
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