James Gard: Si no has oído hablar de la inteligencia artificial generativa este año, es que no has estado muy atento. Y la empresa que está en el centro de todo esto es Nvidia, nuestro último valor de la semana. Los inversores están familiarizados con los valores exagerados, pero el entusiasmo actual parece fuera de escala.
Ahora bien, las previsiones de beneficios de Wall Street deben tratarse con cierta cautela, pero Nvidia, la niña mimada de la inteligencia artificial, acaba de superarlas con creces en su último informe de resultados. Las comparaciones interanuales son impresionantes: el beneficio por acción aumentó de 26 a 2 dólares con 48 céntimos y los ingresos se duplicaron hasta los 13.000 millones de dólares. Las previsiones para el trimestre en curso son lo bastante sólidas como para mantener a los analistas tecnológicos entusiasmados. Así, justo después de los resultados, Morningstar ha elevado su estimación de valor razonable de 300 a 480 dólares, cifra cercana a su cotización actual.
Nuestro analista Brian Colelo afirma que Nvidia se encuentra en una posición excepcionalmente fuerte, con margen para aumentar su dominio en los próximos años. Estamos pronosticando que su negocio de centros de datos, o DC, podría generar 100.000 millones de dólares en ingresos para el año fiscal 2028, es decir, 10 veces más de lo que ganó en 2019.
Las expectativas han pasado de altísimas a estratosféricas. El auge de la inteligencia artificial hace que todo el mundo quiera chips de Nvidia, desde ChatGPT hasta Amazon y Meta. Una entidad que no se hará con ninguno es China y, de hecho, la administración Biden planea restringir la exportación de chips.
Hasta ahora esto no ha perjudicado a la empresa. El éxito de Nvidia ha revitalizado el sector tecnológico, que entró en retroceso el año pasado, y cuando sus acciones van bien, esto tiene un efecto dominó en el resto del mercado bursátil estadounidense.
¿Puede una empresa impulsar la recuperación del mercado? De momento parece que sí. Dado el ruido que rodea a Nvidia, no sorprende que sus acciones hayan subido más de un 200% en lo que va de año. Tesla se encontraba en la misma situación en 2020 y 2021, y sus acciones aún no han vuelto a escalar esas vertiginosas alturas. Hay un cuento con moraleja aquí, pero los inversores no quieren oírlo ahora mismo. Para Morningstar, soy James Gard.