¿Cuál es el mayor riesgo para su cartera?

El mayor factor de riesgo que puede afectar a sus inversiones futuras se llama complacencia.

Fernando Luque 15/07/2014
Facebook Twitter LinkedIn

A esta pregunta los inversores contestarían seguramente que el  mayor riesgo para su cartera es una repentina subida de tipos parte de los bancos centrales, un aumento inesperado de la inflación o un recrudecimiento del conflicto en Iraq o en Ucrania. Todos estos son ciertamente riesgos que pesan sobre cualquier cartera de inversión. Pero probablemente el mayor factor de riesgo que puede afectar a sus inversiones futuras se llama la complacencia, es decir sentirse satisfecho de cómo están las cosas (o la rentabilidad que uno esté consiguiendo con su cartera – el IBEX, por ejemplo, acumula una ganancia de casi el 15% desde principio de año tras haber ganado más de un 26% el año anterior). Esa complacencia, dentro de un mercado alcista, hace que tengamos más confianza en nosotros mismos y en nuestra habilidad en seleccionar correctamente nuestras inversiones.  

Es cierto que la actuación de los bancos centrales, forzando a los tipos de interés a mantenerse en niveles históricamente bajos, está forzando a muchos ahorradores (que antaño se conformaban con tener su dinero en depósitos a tipos atractivos) a asumir más riesgo de lo habitual.

En términos agregados no es mala cosa. En general los inversores suelen ser demasiado cautos y aumentar el nivel de renta variable en las carteras (desde los niveles actuales) suele ser una decisión acertada de cara a la rentabilidad que uno puede obtener a medio o largo plazo. Dicho esto, uno debe ser consciente de que puede que esté pasando de un nivel de riesgo a otro y entender las consecuencias de esta decisión (mayor volatilidad de la cartera, periodos de retornos negativos, etc).

Pero, ¿cómo saber si uno es demasiado complaciente con sus inversiones y está asumiendo un riesgo más elevado de lo recomendable? Lo primero, diría yo, es evaluar lo que uno tiene dentro de su cartera: es decir, saber qué peso tienen las acciones o los bonos en el conjunto de su patrimonio (es fácil decirlo, pero en algunos casos, cuando uno, por ejemplo, tiene varios fondos mixtos en cartera, el ejercicio es más complicado de lo que parece a primera vista)… y atribuir a cada tipo de inversión un determinado nivel de riesgo. Las acciones, evidentemente, deben clasificarse como de “riesgo alto” y las inversiones en productos monetarios como de “riesgo bajo”. Más complicado es el asunto de los fondos de renta fija, ya que hay determinados productos pueden perfectamente ser calificados como de riesgo bajo (como, por ejemplo, los fondos diversificados de corto plazo) y otros que deben ser vistos como de riesgo alto (como los fondos de alto rendimiento o high yield o los fondos de renta emergente).

Creo sinceramente que si uno puede ver su cartera en función del grado de riesgo asumido más que de los tipos de activos incluidos en ella puede tener una mejor percepción de su capacidad de asumir riesgos. 

Facebook Twitter LinkedIn

Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

© Copyright 2024 Morningstar, Inc. Reservados todos los derechos.

Términos de uso        Política Privacidad        Cookie Settings        Aviso Legal