Uno de los errores que cometen con más frecuencia los inversores es construir carteras poco diversificadas y a menudo concentradas en un número muy reducido de fondos. Aunque esta estrategia tiene la ventaja de que el inversor puede hacer un seguimiento cercano de sus inversiones y tener una visión más exacta de su distribución de activos, en la mayoría de los casos constituye una ineficiencia en términos de diversificación de cartera (aunque hay ejemplos de que con muy pocos fondos, o, incluso, con uno solo se puede conseguir una diversificación adecuada).
En este punto hay que recordar que la diversificación consiste esencialmente en asociar activos que tienen comportamientos distintos en reacción a los diferentes riesgos que pueden presentarse en los mercados. Muchos inversores olvidan que distintas clases de activos pueden, en realidad, estar expuestas a los mismos riesgos.
Por ejemplo, hoy en día, es fácil ver a inversores que tienen en cartera fondos de materias primas, fondos de China, fondos de Brasil, etc. Son carteras ciertamente muy agresivas, pero nada diversificadas ya que todos estos fondos responderán de la misma manera a los riesgos del mercado. Dicho de forma más técnica, existe una alta correlación entre ellos.