El BCE se ha convertido en una víctima de su propio éxito. La estabilización de la economía ha atraído capital y ha fortalecido el euro, agravando el problema de desinflación de la región. El BCE está tratando de depreciar el euro hablando de tipos de interés negativos o de medidas de expansión cuantitativa. A más largo plazo, el BCE espera que el euro se deprecie cuando los tipos reales en Europa se alejen de los EE.UU y los del Reino Unido, a medida que estos países vayan aumentando lentamente tipos y la inflación repunte en Europa. Mientras tanto, la demanda de activos europeos y la continua contracción del balance del BCE podrían apoyar la divisa y esto podría repercutir sobre los beneficios de las compañías. Quizás el BCE debería enfocarse más en la acción y menos en las palabras.
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