Sin miedo a la inflación

La inflación es el peor enemigo del inversor en renta fija ya que reduce drásticamente su poder adquisitivo. Algunos fondos pretenden evitar este escollo invirtiendo en bonos ligados a la inflación, pero no les hace ser inmunes a las variaciones de tipos de interés.

Fernando Luque 21/05/2004
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Si hay algo que preocupa a los gestores de fondos a nivel mundial es el temor a un repunte de la inflación. Eso es, por lo menos, lo que desvela la última encuesta realizada por Merrill Lynch: un 86% de los inversores profesionales que participaron en este sondeo estima que la inflación aumentará en los próximos doce meses (frente a un 78% en la encuesta del mes de abril y un 65% en la de marzo).

Un aumento de la inflación supone, en efecto, un deterioro del poder adquisitivo, una circunstancia particularmente nefasta para los ahorradores y los inversores en renta fija. Como comentan en Dexia Asset Management, “el inversor que adquiere una obligación clásica y la conserva hasta el vencimiento tiene asegurado el valor nominal de su inversión. Sin embargo, no está protegido contra l

a inflación; por este motivo, exigirá a menudo que el cupón incluya una prima que compense la inflación futura anticipada. Desafortunadamente, no existe ninguna garantía que esta prima de riesgo sea suficiente para evitar que la inflación no se coma el valor real de la inversión”.

Entonces, ¿qué puede hacer el inversor para protegerse contra el efecto la inflación? Tradicionalmente, éste ha buscado refugio en activos como las materias primas (en particular, el oro), el inmobiliario o la propia renta variable (basándose en la idea que una mayor inflación aumenta el poder de las empresas a elevar sus precios y sus márgenes... además todos sabemos, mirando al caso de Japón, lo pernicioso que puede ser para el mercado bursátil un escenario de deflación). Pero todas estas alternativas no garantizan que el inversor vaya a suprimir el efecto de la inflación.

Existe, sin embargo, un activo financiero que tiene, precisamente, como objetivo el proteger al inversor contra el efecto de una variable tan difícil de controlar como es la inflación futura: los denominados bonos ligados a la inflación.

Hace ya casi dos años me quejaba amargamente del hecho de que en nuestro país el Tesoro no emitiera bonos ligados a la inflación (puede releer el comentario publicado en su momento pinchando aquí). Tampoco entendía como no se comercializaban fondos especializados en este tipo de activos.

Hoy en día, no obstante, el inversor español tiene a su alcance unos cuantos fondos de bonos ligados a la inflación, más concretamente el Crédit Suisse Bond Fund Inflation Linked, el Dexia Bonds Euro Inflation Linked y el Inflation@work.

Sin entrar en muchos detalles técnicos, lo que hacen los bonos ligados a la inflación es reajustar periódicamente el cupón y/o el principal en función de la tasa de inflación. Si ésta aumenta por encima de las expectativas, un cupón superior compensará la pérdida de poder adquisitivo. El instrumento es, por otra parte, idóneo para aquellos inversores que tengan un horizonte de inversión a muy largo plazo ya que como indican en Crédit Suisse Asset Management “cuanto mayor sea la duración de la inversión, mayor es la pérdida posible en términos de poder adquisitivo debido a la inflación”.

Teniendo en cuenta estas características y el temor a que el reciente aumento del precio del petróleo termine afectando a las tasas de inflación a nivel mundial, no sorprende, por lo tanto, que en la mencionada encuesta de Merrill Lynch se aprecie un fuerte aumento del porcentaje de gestores que estima que los bonos ligados a la inflación obtendrán en los próximos doce meses mejores resultados que los bonos tradicionales (el porcentaje ha pasado, por ejemplo, del 13% en el pasado mes de febrero al 29% en este mes de mayo).

Dicho esto, sería un error pensar que los fondos ligados a la inflación, al proteger a sus partícipes contra la pérdida de poder adquisitivo, son productos sin riesgo. El aumento del nivel de precios es sólo uno de los posibles elementos que pueden afectar al valor liquidativo de estos fondos. La sensibilidad a los tipos de interés (es decir, la duración de la cartera del fondo) así como el riesgo de crédito también influyen en la rentabilidad final del producto.

En este último aspecto, el del riesgo de crédito, es cierto que la mayoría de emisiones son soberanas y, por lo tanto, de elevada calidad. Pero convendréis conmigo que para un inversor español lo que importa es la inflación en España, la cual sigue situándose muy por encima de la media europea (2,7% frente al 2,1%, según los últimos datos), por lo que no puedo terminar este comentario sin una vez más lamentar que nuestro Tesoro público no considere oportuno la emisión de bonos y obligaciones ligados a la inflación.
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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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