Nuestra visión del mercado americano

A pesar del reciente rebote de las bolsas  seguimos sin sentirnos cómodos con las valoraciones actuales

Fernando Luque 23/10/2014
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Con las últimas caídas de las cotizaciones, el mercado ha corregido parte de la ligera sobrevaloración  que mostraba a finales del mes de septiembre. En el momento de escribir estas líneas el mercado americano presenta incluso una infravaloración del 4% respecto a nuestro precio objetivo. Pero a pesar de esta recuperación seguimos sin sentirnos cómodos con las valoraciones actuales. De hecho de las 715 compañías americanas para las que nuestros analistas calculan un rating (rating que va de 1 a 5 estrellas en función, entre otras variables, del diferencial que existe entre la cotización y nuestro precio objetivo, siendo los valores “5 estrellas” aquellos que muestran el mayor potencial de revalorización) tan sólo 12 consiguen la máxima calificación de 5 estrellas, pero solo uno de ellos tiene una ventaja competitiva que consideramos amplia, de ese mismo universo de valores, había unas 170 compañías con un rating de 5 estrellas.

Este análisis también viene apoyado por el hecho de que el PER de Shiller se sitúa en el 26,5. Este indicador se ha situado por debajo de este nivel en un 70% del tiempo a lo largo de estos últimos 25 años y un 92% del tiempo a lo largo de este siglo. Sólo se ha situado por encima de este nivel en tres ocasiones en la historia: antes del crac bursátil de 1929, antes del pinchazo de la burbuja tecnológica de 2000- 2002 y antes de la crisis financiera de 2008-2009.

Históricamente se ha asociado un PER de Shiller por encima de 25 a unas perspectivas de rentabilidad decepcionantes para las acciones en los cinco años siguientes así como un riesgo elevado de pérdida de capital. Eso no significa que el mercado esté condenado a vivir a corto plazo un crac bursátil o que las acciones no sean una clase de activo interesante.

Un mercado ligeramente sobrevalorado puede seguir obteniendo rentabilidades aceptables. Por ejemplo el PER de Shiller tenía unos niveles comparables en 1996 y en 2003, que son precisamente años que han marcado el inicio de fases alcistas, en algunos casos espectaculares, antes de formar unas burbuja en los mercados bursátiles, burbujas que han tardado años en explotar.

Por otra parte una valoración normal para las acciones puede fluctuar de manera significativa en el tiempo y es poco probable que las rentabilidades pasadas constituyan una guía para las rentabilidades futuras. Así en el siglo que ha precedido 1988 la media del PER de Shiller fue de 14,1; durante los 25 años que han seguido esa fecha la media se ha situado en 23,5. Cualquier inversor que hubiera esperado a que ese ratio volviera a su media histórica hubiera estado fuera del mercado durante esos 25 años. También hay que indicar que los tipos de interés son inferiores a su media histórica, por lo que si esta situación permaneciera en el tiempo  esto podría justificar unos ratios de  valoración sensiblemente más altos para las acciones.

Dicho esto, los inversores no deberían entusiasmarse demasiado con el nivel de rentabilidad esperado para las acciones. Las rentabilidades extraordinarias que hemos vivido en los últimos cinco años han sido alimentadas por el repunte en las ganancias y una expansión de los múltiplos desde unos niveles muy deprimidos.

Estos rendimientos no son sostenibles en base a las valoraciones actuales; una rentabilidad de un dígito es la hipótesis más realista en el largo plazo con un alto riesgo de volatilidad.

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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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