Interpretando la volatilidad

La volatilidad es sin duda la variable más utilizada para medir el riesgo de un fondo. Es, por lo tanto, fundamental saber interpretar este dato y conocer sus ventajas e inconvenientes.

Fernando Luque 30/01/2007
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La volatilidad o desviación típica de un fondo de inversión es, sin duda, la estadística más utilizada para medir el riesgo. Básicamente, mide cómo se ha comportado el fondo respecto a su media histórica durante un determinado periodo de tiempo (generalmente se calcula con datos mensuales de los últimos tres años).

Además de ser la medida por excelencia del riesgo, la volatilidad también tiene como ventajas que permite comparar el riesgo de distintas categorías de fondos entre ellas (hay evidentemente categorías más volátiles que otras), y distintos fondos dentro de una misma categoría (hay fondos que asumen más riesgos que otros). Por ejemplo, en la tabla adjunta hemos ordenado las principales categorías de fondos en función de la volatilidad registrada en los últimos tres años.





Esta clasificación por volatilidad no ofrece demasiadas sorpresas. Tal como esperábamos las categorías de fondos de renta variable son más volátiles que las de renta fija y, dentro de las categorías de renta variable, las de fondos emergentes son más volátiles que las fondos de mercados desarrollados.

Pero ofrece una guía muy útil para poder interpretar la volatilidad obtenida por un fondo. ¿Qué significa en efecto una volatilidad de un 10%? ¿Es alta o es baja? Todo dependerá de la categoría a la que pertenece. Si se trata de un fondo de renta fija, aunque sea de bonos emergentes, será una volatilidad muy alta; si se trata de un fondo de renta variable japonesa, será una volatilidad muy baja. Con este ejemplo queremos decir que la interpretación de la volatilidad dependerá de la categoría a la que pertenece el fondo

; el dato en sí no tiene mucho valor si no se compara con el obtenido por los demás fondos de la misma categoría.

Otra lectura que podemos hacer de esta tabla es que los niveles de volatilidad han bajado sensiblemente en estos últimos años: salvo para el caso de los fondos monetarios en euros, las volatilidades son bastante más altas a cinco años que a tres años. Conclusión: la volatilidad varía en función del periodo de cálculo

. Pero quizás el mayor problema en la interpretación de la volatilidad es que es una medida que tiene en cuenta tanto los movimientos al alza como los movimientos a la baja, mientras que intuitivamente entendemos el riesgo como la posibilidad de registrar una pérdida con nuestra inversión. Por poner un ejemplo práctico, el gráfico siguiente representa la comparativa entre evolución en los últimos cinco años de un fondo invertido en China (línea azul) y la de un fondo invertido en acciones estadounidenses de crecimiento. ¿Cuál de estos dos fondos es el más arriesgado? ¿El de China por la fuerte subida (14% anual) que ha experimentado en estos últimos años o, por el contrario, el de acciones de crecimiento por haber registrado una caída (-9% anual) en ese mismo periodo? Lo cierto es que ambos fondos tienen una volatilidad muy parecida (17,6% anual en el periodo analizado).



Este ejemplo también demuestra que, a pesar de que entre los inversores existe el convencimiento de que una alta volatilidad es una característica negativa para el fondo, esto no es así. Hay fondos muy volátiles que consiguen una rentabilidad muy positiva para sus partícipes, mientras que otros fondos, con exactamente la misma volatilidad, producen pérdidas importantes.
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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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