La semana fue desigual para las grandes bolsas mundiales. En la Eurozona predominaron las ganancias. El índice Morningstar Eurozone se apreció un 1,2% en euros gracias al buen tono de Alemania y España: tanto el índice Morningstar Germany como el Morningstar Spain subieron un 1,2%. Italia y Francia se quedaron algo rezagados, limitando la subida al 0,5% y 0,9% respectivamente.
Fuera de la Zona Euro, los dos mayores mercados europeos registraron pérdidas: en el Reino Unido, el índice Morningstar UK perdió un 0,3% en euros (la pérdida pudo ser mayor si no hubiese sido por la revalorización de la libra esterlina respecto al euro) y en Suiza, el índice Morningstar Switzerland retrocedió un 1,0% en euros.
La fuerte subida de la libra esterlina frente al euro (un 1,8% en la semana) es ciertamente lo más destacado de la semana en cuanto al comportamiento de las principales divisas.
Al otro lado del Atlántico, el mercado americano registró ligeras pérdidas: el índice Morningstar US Market se dejó un 0,1% en dólares y un 0,4% en euros. Japón, por su parte, consiguió acabar en positivo en la semana, con una ganancia del 0,6% en yenes y del 0,3% en euros.
En general la semana fue positiva para los mercados emergentes ya que el índice Morningstar Emerging Markets ganó un 1,1% en euros. China fue la cara amable, con una revalorización del 1,4% en euros, mientras que India siguió siendo el “patito feo” de los mercados emergentes, con una caída del 1,6% en euros.
En los segmentos de renta fija, las ganancias fueron generalizadas la semana pasada. La deuda pública ganó un 0,6%, mientras que la deuda corporativa y la deuda high yield avanzaron un 0,4% y un 0,1% respectivamente.
A nivel de sectores, la semana fue muy positiva para las mineras de oro que subieron un 3% en euros. En el lado de las pérdidas, destacaron los sectores de biotecnología (-2,7% en euros) y de energía (-1,6% en euros).
Por último, en lo que respecta al comportamiento de las principales materias primas a lo largo de la semana pasada, podemos decir que estuvo marcado por subidas en los minerales (la plata y el paltino, por ejemplo, subieron un 1,9% y un 2,0% en dólares respectivamente), mientras que las materias primas energéticas sufrieron descensos, especialmente el gas natural que perdió cerca de un 12% en dólares.
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