¿Está manipulado el mercado?

¿Cuál es el impacto del high frequency trading para los pequeños inversores y partícipes de fondos?

Fernando Luque 23/04/2014
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Recientemente, especialmente a raíz de la publicación del nuevo libro de Michael Lewis, “Flash Boys: Una revuelta de Wall Street” (también autor del bestseller “Liar´s Poker”), se han recrudecido las voces de alarma contra el llamado high frequency trading (HTF) o negociación de alta frecuencia. La tesis de este nuevo libro es que el mercado de valores está manipulado a favor de los operadores de alta frecuencia.

El poder de los que utilizan el HFT proviene de su ventaja tecnológica y de la rapidez en la ejecución de las órdenes.  Se basa en que si dos operadores colocan sus órdenes en el mismo instante en distintos mercados, estas no se ejecutan simultáneamente. Y los operadores de alta frecuencia utilizan esas diferencias infinitesimales de tiempo para arbitrar esos valores entre los distintos mercados.

Es innegable. Los high frecuency traders consiguen beneficio de una manera que ningún inversor particular, ni ningún fondo de inversión podría conseguir. En este sentido se podría decir que el mercado está “manipulado” como lo afirma Michael Lewis. Unos juegan con ventaja sobre los demás y su forma de operar es ciertamente criticable.

Pero como bien indica John Rekenthaler, Vice President of Research de Morningstar, el negocio sobre el que se sustentan los high frecuency traders no es nuevo: los tradicionales creadores de mercado (que existen mucho antes que estos nuevos traders) siempre han sacado provecho de dar liquidez al mercado de una forma que nadie puede replicar y pocos (o nadie) han criticado su actuación.

¿A quién perjudica el HFT?

A bote pronto, uno podría pensar que la actuación de estos traders ultra-rápidos perjudica a todos los operadores del mercado, ya sean grandes o pequeños. Pero la realidad es que el pequeño inversor que compra directamente sus acciones no se ve afectado en la práctica. Rekenthaler precisa que “a los HTFs no les importa si uno pone una orden de 100 acciones de Microsoft o incluso de 1.000 acciones; les importa las ordenes más grandes, las que vienen de los inversores institucionales”.

Incluso para los fondos el efecto del HFT es bastante irrisorio. En el caso de la compra de 10 millones de títulos de Citigroup (que cita Lewis en su libro) el impacto sería de menos de un céntimo de dólar por título. De hecho muchos gestores de fondos nos han dicho que el high frecuency trading es bueno para el negocio. Proveen de liquidez al mercado y permiten la reducción de los diferenciales de compra-venta (a cambio de un sobrecoste perfectamente asumible).

Aparentemente hay, sin embargo, un gran perjudicado por el HFT, los hedge funds. Curiosamente, desde que el HFT entró en escena (a mediados de los años 2000) la rentabilidad de estos vehículos financieros ha disminuido drásticamente. Su ventaja ya no es la que era… quizá porque precisamente su ventaja sobre los demás inversores era su mayor nivel tecnológico. Lo mismo que los high frecuency traders de hoy.

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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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