¿Fusión entre Deutsche Bank y Commerzbank?

Nos cuesta ver el beneficio para los accionistas de las dos instituciones de una fusión arriesgada.

Morningstar 20/03/2019
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Tras años de especulación, Deutsche Bank y Commerzbank han anunciado conversaciones para evaluar las ventajas de una fusión, que crearía el segundo o tercer grupo bancario más grande de Europa, con un balance total de 1,9 billones de euros.

Este anuncio se produce en un momento en el que cada uno de los dos bancos está llevando a cabo una importante reestructuración y por el hecho de que el entorno de bajos tipos de interés ha llegado para quedarse, lo que pospone la esperanza de que se produzca un repunte significativo de los beneficios.

Somos escépticos sobre el valor estratégico de una fusión, considerando los malos resultados obtenidos tras años de reestructuración, la historia de las fusiones y adquisiciones en el sector y la fortaleza financiera de la institución que resultaría de la fusión.

Nuestras estimaciones de valor razonable se mantienen sin cambios en 9,2 euros por acción para Deutsche Bank y 10 euros para Commerzbank.

La idea subyacente de que más grande es sinónimo de más rentable está sesgada. El sistema financiero alemán está fragmentado y es altamente competitivo, con bancos cooperativos públicos y cajas de ahorro que no son rentables en relación con el sector bancario europeo.

Una entidad fusionada entre las dos instituciones no podría obtener una ventaja competitiva en este panorama competitivo.

El deseo de la clase política alemana de crear un campeón nacional para apoyar la economía alemana y su tejido de PYMEs y evitar que estos mismos bancos se conviertan en presa es comprensible.

Sin embargo, creemos que existe el riesgo de crear un banco aún más grande con problemas que irán de la mano en términos de tamaño.

No vemos cómo las actividades de banca corporativa y de inversión del Deutsche Bank generarán sinergias de ingresos con la cartera de clientes pequeños y medianos de Commerzbank.

Además, existen riesgos de ejecución muy importantes, el mejor ejemplo de ello es Postbank, que Deutsche Bank aún no ha terminado de integrar a pesar de su adquisición en 2010.

El otro gran desafío es el peso de los sindicatos, ya que un acercamiento podría resultar en la pérdida de unos 20.000 o más puestos de trabajo.

Por último, vemos una dificultad en el nivel de valoración que se utilizará en una transacción entre las dos instituciones. Los accionistas de ambos bancos ya han tenido que aceptar aumentos de capital altamente dilutivos desde la crisis financiera de 2008 y no estarán preparados para soportar más.

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